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Entrevista a Scott McCloud


Uno de los invitados más interesantes del pasado Salón del cómic de Barcelona fue Scott McCloud. Realicé esta entrevista para el número 37 de la revista AUX. Me alargué más de la cuenta con la entrevista, por lo que al final salió publicada una versión más corta. Aquí está todo el tocho:

Poca gente ha dedicado tanto tiempo a reflexionar sobre los entresijos de la creación artística como Scott McCloud. En 1993 el dibujante publicó sus conclusiones en “Entender el cómic”, un ensayo en forma de historieta que analizaba el potencial de este medio artístico de forma minuciosa. A esta siguieron “La revolución de los cómics (2000)” y “Hacer cómics” (2006). Pero no habría llegado a comprender tan bien el medio si antes no hubiera realizado sus propios cómics de ficción. La reedición de “Zot!”, publicada en España por Astiberri, nos muestra los primeros pasos de este dibujante en una excelente recopilación de historietas publicadas entre 1987 y 1991.


- Al margen de su contenido, “Entender el cómic” llamaba la atención por ser un ensayo, un género que no es habitual en el cómic. ¿Crees que quedan otros géneros por explorar? Sí, hay muchos. Por ejemplo, diferentes tipos de “no ficción”. Creo que hay un campo muy amplio para este tipo de temas. En muchos sentidos apenas hemos comenzado a explorar todos los diferentes tipos de cómics que podrían existir. Un tipo de historia se vuelve popular y la gente pide más y más de lo mismo hasta que al final es lo único que hay. Pero siempre se pueden hacer cosas nuevas.


-En este libro defines el arte como todo aquello que no responde a los instintos básicos del hombre, como la supervivencia o la reproducción. Es decir, que se trata de una forma de expresión, pero el talento también tendrá algo que ver... Cuando hablamos de arte lo importante es recordar que hay algo de arte en todo lo que hacemos. La cuestión no es si los cómics son o no son arte. Ninguna obra de ningún medio se convierte de repente en arte por encender un interruptor. En todas las formas de expresión hay un cierto nivel de arte. En lo que hacemos siempre hay aspectos que no son meramente funcionales. Puedes conducir una bicicleta y que haya algo de arte en cómo lo haces, puedes balancear el manillar, o la forma en que pasas por delante de una tienda. La cuestión es que el arte puro que busca una forma más elevada de expresión es algo que pertenece a toda la gente creativa en todos los campos creativos y los cómics es uno de esos campos.

-¿Por qué crees que “La revolución de los cómics” fue más controvertida? Creo que fue principalmente porque hablaba de ideas inusuales acerca de cómo los cómics pueden adaptarse a las nuevas tecnologías. La gente lo encontró algo extraño y algunos debatieron mis conclusiones. Aún hay terreno para el debate, ¿por qué no?

-¿Te parece que las revoluciones que planteabas en esta obra han ido a mejor? Por ejemplo ahora hay más mujeres que leen cómics...
Sí, la verdad es que la mayoría de esas revoluciones han ido bastante bien. Siempre se puede mejorar, pero estoy muy satisfecho de poder decir que todas han ido hacia adelante, ninguna ha ido hacia atrás.

-¿Crees que los webcómics o algún tipo de cómic digital llegarán a reemplazar a los cómics impresos o tienen diferentes funciones? No creo que los webcómics vayan a sustituir al cómic tradicional. Los veo como dos maneras diferentes de presentar el mismo medio artístico. Para mi el cómic como medio no tiene nada que ver con el papel y la tinta. Es el arte de contar una historia a través de imágenes. Esas imágenes pueden estar impresas en papel o en una pantalla del ordenador, podrían estar incluso esculpidas en una pared. El medio no tiene nada que ver con la forma física en que se presenta. Internet ha extendido el margen de lo que los cómics pueden hacer. No hace falta dividirlos en páginas, sino que pueden ser un sólo panel gigantesco. A veces miramos el cambio del cómic a los webcómics como si los cómics tomaran contacto con la tecnología pero nos olvidamos de que la página impresa también requiere de una cierta tecnología. Así que no se trata sólo de entender qué pueden aportar las nuevas tecnologías al cómic sino también de comprender en qué medida están influidos por la vieja tecnología. Y esto es lo más difícil de analizar porque hemos vivido en una cultura impresa.

-¿Cómo surgió la idea del cómic en veinticuatro horas? ¿Es una experiencia saludable? Sí, sí que lo es. En 1990 desafíe a un amigo a dibujar un cómic entero en un día. Sabía que la única manera de convencerle era dibujar yo mismo un cómic de veinticuatro páginas en veinticuatro horas y lo hice. Se lo enseñamos a algunos amigos y se fue convirtiendo en un desafío. Cientos y después miles de dibujantes en el mundo intentaron hacer un cómic en veinticuatro horas y hasta se creó un día del cómic de veinticuatro horas. En el último participaron personas de unos veinticinco países, miles y miles de páginas de cómics realizadas en un solo día. Se convirtió en todo fenómeno.

-¿Qué opinas sobre las adaptaciones del cómic al cine? ¿Deberían ser muy fieles al original o te parecen medios muy diferentes? Es halagador para el cómic que una película busque parecerse tanto al original pero si un director decide adaptar un cómic lo que yo espero es que haga una buena película, es todo lo que pido. Y si eso significa cambiar el original no tengo ningún problema con ello. Los cineastas deberían hacer buenas películas, los dibujantes de comic deberían hacer buenos cómics, eso es todo.

-¿Durante la realización de “Zot!” te diste cuenta de que podías hablar de otras cosas fuera del género de superhéroes? Me gustan los cómics de superhéroes, cuando son buenos. Pero estaba muy emocionado por todos los tipos de cómics que veía que al final me sentía un poco atrapado en el género, y puedes ver cómo al final de Zot! me estaba alejando de los superhéroes y el elemento superheroico cada vez tenía menos relación con lo que estaba pasando en la historia.

-¿Crees que al lector que te conoce por tus obras discursivas se sorprenderá con la emotividad de “Zot!”? Después de publicar “Hacer cómics”, que es mi libro más reciente, tenía miedo de que la gente juzgara “Zot!” muy duramente y dijera: “¿Cómo puede este hombre dar consejos sobre cómo hacer cómics si él no tiene ni idea de hacerlos?” pero por suerte ha sido bien recibida. Hice “Zot!” hace mucho tiempo. Lo importante es que he estado analizando los cómics durante muchos años desde entonces y ahora estoy trabajando en una nueva novela gráfica, “El escultor”. He vuelto a la ficción y creo que, gracias a todo ese trabajo teórico, ahora se me da mejor.

-¿Quiénes son tus autores preferidos actualmente?
Ahora mismo me gusta mucho Bryan Lee O’Malley, el autor del cómic canadiense “Scott Pilgrim”. Aquí en América me interesan algunos dibujantes muy jóvenes, algunos de ellos todavía no son conocidos internacionalmente. También me interesan algunos artistas de otras partes del mundo como, por supuesto David B. Últimamente he disfrutado mucho con “A Drifting Life”, de Tatsumi.

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