El estreno de "Sombras tenebrosas" me ha hecho pensar en las diferencias entre el Tim Burton actual y aquel que nos deleitó en los inicios de su carrera con obras como Bitelchús, Batman Vuelve o Ed Wood, pero también proyectos en los que probablemente intervino más de pasada como Pesadilla antes de navidad, la serie animada de Beetlejuice o Family Dog, y aún así molaban mucho más que todo lo que hace ahora.
Lo que voy a decir es bastante obvio, pero parece que no para todo el mundo. Está escrito según se me ha ocurrido, así que no esperéis una gran redacción o lógica en el orden. Por otro lado debo decir que no odio las películas actuales de Burton, de hecho me entretienen, pero la diferencia de calidad y contenido hace que estén lejos de provocarme las sensaciones que me producían sus primeros filmes. Y no, no es sólo que me haga viejo o que "molaba más cuando yo lo conocí". Voy a tratar de exponer las diferencias principales (mencionar todas podría ser un trabajo exhaustivo) entre el estilo, personajes y temática de sus primeros filmes y los de ahora.
1.El personaje atormentado. Algo recurrente en Burton es la presencia de un individuo atormentado o incomprendido, dramáticamente poético, a veces triste , malo o depresivo y generalmente de pocas palabras. Algunas veces este personaje tenía un nombre-homenaje a Vincent Price, como en su corto Vincent o un personaje de la serie animada de Bitelchús llamado Prince Vince. Otro ejemplo podría ser el famoso Eduardo Manostijeras o Jack Skellington en Pesadillas.
En la actualidad rara vez los protagonistas de Burton están verdaderamente atormentados. O bien son histriónicos, o tienen un conflicto muy básico o son verdaderamente sosos. Puede que Prince Vince o Jack Skellington fueran unos agonías, pero esa era su gracia, un personaje como Víctor de La novia cadáver ni siquiera es un agonías, es aburrido. Hasta los personajes “sosos” de pelis de Burton, como podrían ser Alec Baldwin y Geena Davis en “Bitelchús”, tenían un punto que los hacía más carismáticos o interesantes para el espectador.
2-El personaje histriónico/alocado/cartoon. El mayor ejemplo de esto puede ser Beetlejuice (o Bitelchús): un individuo asqueroso, que no se preocupa por nadie y que se dedica a vivir su no-vida, pero es realmente simpático y divertido de ver en una película de ficción. En una línea ligeramente similar podríamos encontrar al Joker del primer Batman o, forzando un poco, al Pingüino de Danny DeVito.
En las nuevas películas de Burton este personaje estará siempre, SIEMPRE encarnado por Johnny Depp, tendrá una estética filogay y sus momentos de locura podrán llegar a ser tan vergonzosos como la deliranza del Sombrerero Loco en Alicia en lugar de algo verdaderamente divertido.
3-Los niños malos. Lock, Shock y Barrel eran unos deliciosos bastardos que caían bien a primera vista y, si mi memoria no falla, existían unos personajes similares en la serie animada de Beetlejuice.
En las películas animadas o de acción real que ahora dirige el creador de Eduardo Manostijeras los niños son modositos, bordes o repelentes, pero raramente malos.
4- Las antiguas películas de Burton pecaban de repetir ciertos clichés y temáticas pero se basaban en personajes e ideas originales propias del universo del director. Si no era así, las haría suyas, como en sus excelentes entregas de Batman que a día de hoy son superiores a cualquier cosa que haya firmado Christopher Nolan.
Las películas actuales de Burton son adaptaciones o versiones “góticas” de películas, series o cuentos, cuando no remakes de su propia obra, que, pasadas por el tamiz de Burton, quedan muchas veces irreconocibles pero se convierten en sospechosamente parecidas las unas a las otras, aunque originalmente no se parecieran en nada.
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5-La narrativa y argumento de los primeros filmes del director pecaban de cierta falta de ritmo pero se implicaban en la psicología de los personajes y sorprendían con giros o escenas memorables que, aunque no fueran cien por cien necesarias para que avanzara la trama, se grababan en la retina y aportaban una magia especial a la cinta. Imposible no mencionar la secuencia en la que los invitados de los Deetz rompen a cantar Day-O de Harry Belafonte al ser poseídos en “Bitelchús”. Incluso en historias más “atadas” como las de Batman se permitía secuencias de gran intensidad como la “muerte” de Selina Kyle en la segunda entrega.
Sus nuevos guiones, casi siempre firmados por John August, son bastante lineales y rara vez sorprenden (para bien), sus conflictos son básicos y la psicología de los personajes también. Sombras Tenebrosas incluso recurre demasiadas veces al funcional recurso de introducir montajes con música de fondo encadenando chistecillos como el que un vampiro no se refleje en el espejo cuando se limpia los dientes, que poco aportan a la trama ni resultan especialmente memorables como secuencia. Aportan un ritmo ágil pero simplemente rellenan metraje sin ton ni son.
6-Sus incursiones animadas (que vale, raramente dirigió él, pero algo aportaría) gozaban de una estética vistosa deudora de Edward Gorey o el expresionismo alemán, así como de los cartoons de la Warner.
Sus actuales filmes animados presentan un stop-motion tan depurado que resulta hasta poco expresivo en comparación con Coraline o la próxima Paranorman y el estilo cada vez se acerca más a Disney y menos a Gorey.
7-Las bandas sonoras de Danny Elfman eran vibrantes, emocionantes, indivisibles de las imágenes y sus canciones inspiradas.
Ocasionalmente Elfman hace un buen trabajo en los filmes modernos de Burton, por ejemplo en Big Fish, pero rara vez compone un tema que salgas tarareando a la salida del cine. Salvando tal vez una de ellas, sus canciones para La novia cadáver dejaron que desear.
Esta no es de las que se salvan, parece un remedo flojo de las de Pesadilla.
8-Los efectos especiales se basaban a menudo en el stop motion y el toque artesano/tradicional les aportaba una gran sensación de extrañeza, que inquietaba y resultaba estética a partes iguales.
El abuso del ordenador y cierto gusto por los colorines hacen que las nuevas películas de Burton parezcan transcurrir en una Disneylandia en ácido y/o semigótica más que en mundos realmente inquietantes.
Dicho todo esto, la producción más burtoniana de Burton en los últimos tiempos, la que más me recuerda a su antiguo yo, tal vez sean esos cortos en flash de Stainboy realizados en 2000. Son sencillos, tienen mala leche y su estilo de dibujo recuerda a los diseños del director en su libro La melancólica muerte del chico ostra. Aunque ya tienen algún tiempo son más auténticos que cualquier cosa que haya estrenado recientemente en cines.
"Cargos por contaminar la atmósfera mediante el uso de productos químicos tóxicos combinados de forma peligrosa y letal, destruyendo el medio ambiente , alterando el equilibro natural y causando un gran perjuicio en la sociedad. Hijo, creo que podrías trabajar para la Disney".
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